Las autoridades portuarias de Las Palmas y Tenerife volverán a cambiar de titular en poco más de un año, por tercera vez, fruto del recien sellado pacto de progreso entre el Partido Socialista, Nueva Canarias, Podemos y Agrupación Socialista Gomera, que se hará con el Gobierno de Canarias.
Si hace algo más de un año Juan José Cardona relevaba a Luis Ibarra en la Autoridad Portuaria de Las Palmas, fruto de los acuerdos entre Coalición Canaria y el Partido Popular, Pedro Suárez, también del Partido Popular, hacía lo propio con Ricardo Melchior, de Coalición Canaria.
Ahora, si las previsiones no fallan, volverá a haber relevos en las presidencias portuarias. No se sabe muy bien quiénes serán los nombrados para estas sustituciones, ni yo haré cábalas de quiénes podrían ser los nominados, pero parece decidido que al menos en Tenerife sea una persona proveniente de las filas del Partido Socialista, mientras que en Las Palmas se baraja es misma posibilidad o la de que sea una persona vinculada a Nueva Canarias.
Lo de menos es quiénes serán estos sustitutos, como se dice siempre en estas ocasiones, “el mejor presidente es el que está”.
Otra cosa es pensar en la continuidad de un plan estratégico de organismos tan importantes para la economía de Canarias como son los puertos. A nadie se le esconde que cada relevo implica una suerte de cambios de dirección adaptados a la estrategias que trae consigo bajo el brazo el presidente de turno.
Tenerife tendrá que evaluar su posición ante el impulso del Puerto de Granadilla, o la solicitud de la instalación de un dique flotante en el Puerto de la capital, entre otros asuntos.
Por su parte, Las Palmas, tendrá que posicionarse en temas como el suministro de Gas, el proyecto, aparentemente abandonado de hub agroalimentario, el centro de reparaciones náuticas de la capital, las adjudicaciones de las últimas parcelas del Reina Sofía, destinadas a la reparación naval, o la autorización para el hub de automóviles que tramita una nueva ubicación en La Esfinge.
En esta ocasión, además, habrá una renovación importante de los consejos de administración, integrados por alcaldes, presidentes de cabildos y cargos electos del gobierno regional y de la administración central.
En definitiva, aire nuevo en las dos autoridades portuarias canarias, que recogiendo el pensamiento de la clase empresarial, ojalá que sea estable, al menos en los próximos cuatro años, única forma de sacar adelante los asuntos pendientes y los que se diseñen en esta nueva etapa.
Hay que apuntar, en lo positivo, la previsible sintonía con el gobierno central, algo que facilitará enormemente las gestiones portuarias. En esta ocasión, si las quinielas no fallan, finalmente Pedro Sánchez revalidará su mandato, y se producirá esa deseada situación, donde Gobierno Central, Gobierno Regional y Autoridades Portuarias respiran el mismo color, al menos el mismo programa.
Las autoridades portuarias de Las Palmas y Tenerife volverán a cambiar de titular en poco más de un año, por tercera vez, fruto del recien sellado pacto de progreso entre el Partido Socialista, Nueva Canarias, Podemos y Agrupación Socialista Gomera, que se hará con el Gobierno de Canarias.
Si hace algo más de un año Juan José Cardona relevaba a Luis Ibarra en la Autoridad Portuaria de Las Palmas, fruto de los acuerdos entre Coalición Canaria y el Partido Popular, Pedro Suárez, también del Partido Popular, hacía lo propio con Ricardo Melchior, de Coalición Canaria.
Ahora, si las previsiones no fallan, volverá a haber relevos en las presidencias portuarias. No se sabe muy bien quiénes serán los nombrados para estas sustituciones, ni yo haré cábalas de quiénes podrían ser los nominados, pero parece decidido que al menos en Tenerife sea una persona proveniente de las filas del Partido Socialista, mientras que en Las Palmas se baraja es misma posibilidad o la de que sea una persona vinculada a Nueva Canarias.
Lo de menos es quiénes serán estos sustitutos, como se dice siempre en estas ocasiones, “el mejor presidente es el que está”.
Otra cosa es pensar en la continuidad de un plan estratégico de organismos tan importantes para la economía de Canarias como son los puertos. A nadie se le esconde que cada relevo implica una suerte de cambios de dirección adaptados a la estrategias que trae consigo bajo el brazo el presidente de turno.
Tenerife tendrá que evaluar su posición ante el impulso del Puerto de Granadilla, o la solicitud de la instalación de un dique flotante en el Puerto de la capital, entre otros asuntos.
Por su parte, Las Palmas, tendrá que posicionarse en temas como el suministro de Gas, el proyecto, aparentemente abandonado de hub agroalimentario, el centro de reparaciones náuticas de la capital, las adjudicaciones de las últimas parcelas del Reina Sofía, destinadas a la reparación naval, o la autorización para el hub de automóviles que tramita una nueva ubicación en La Esfinge.
En esta ocasión, además, habrá una renovación importante de los consejos de administración, integrados por alcaldes, presidentes de cabildos y cargos electos del gobierno regional y de la administración central.
En definitiva, aire nuevo en las dos autoridades portuarias canarias, que recogiendo el pensamiento de la clase empresarial, ojalá que sea estable, al menos en los próximos cuatro años, única forma de sacar adelante los asuntos pendientes y los que se diseñen en esta nueva etapa.
Hay que apuntar, en lo positivo, la previsible sintonía con el gobierno central, algo que facilitará enormemente las gestiones portuarias. En esta ocasión, si las quinielas no fallan, finalmente Pedro Sánchez revalidará su mandato, y se producirá esa deseada situación, donde Gobierno Central, Gobierno Regional y Autoridades Portuarias respiran el mismo color, al menos el mismo programa.
by Eduardo Martín Garrido
Experto en supply chain
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